ALGUNOS TEXTOS

Palabras sobre José Caballero

 

Daniel Vázquez Díaz

 

    Un día llego a mi estudio aquel muchacho que conocí en La Rábida; venía decidido a empezar sus estudios de pintura. En sus primeros dibujos, por él olvidados, pero inolvidables para aquellos que saben valorar la expresividad de una línea y el terciopelo de una sombra, veía yo el nacimiento del pintor. Su gran temperamento inquieto, es un insaciable afán renovador, que busca en todos los caminos donde su sensibilidad se nutre y se manifiesta en el divino goce de encontrar imágenes nuevas. Porque en José Caballero existió siempre el regusto de lo experimental.

 

Hoy nos muestra José Caballero, en esta tan esperada exposición del Ateneo, su conquista a través de los años. Un conjunto de sus últimas obras llegada la plenitud de su expresión artística, ausente de todo pensamiento literario y ritmos decorativos, para centrarse sólo en la plasticidad de la materia, rica en sonoridades musicales, acariciada de su fina sensibilidad de pintor.

 

En uno de sus cuadros -acaso el más pequeño- que yo llamo "Barco sumergido" se oyen esos ruidos submarinos de tan abismales sugerencias que oímos en las noches marineras. Ruidos lejanos que se tragan las aguas, pintadas sólo con la materia del color.

 

No me sorprenden estos hallazgos. Diré mejor que lo esperaba de José Caballero, entregado por entero a la pintura, simplificándola y depurándola hasta llegar a este exponente de libertad amorosa que contemplamos hoy. Nada se ha realizado que no se haya meditado largo tiempo para llegar a esa síntesis de elementos diversos y esenciales de que esté elaborada la obra de arte.

 

Picasso, en 1908, me mostraba uno de sus primeros cuadro hacia el cubismo y, como yo no comprendiera, le pedí explicación, contestándome "que esto no se explica, se siente". ¡Lástima que la música de la pintura no sea oída por todos!

 

José Caballero ha logrado en estas nuevas obras, tras muchos años de afanes y desalientos que yo he presenciado, entregado a la misma y única llamada de siempre "la pintura en trayectoria ascensional", fijando una plástica rica, donde felizmente no está ausente la poesía. Una plástica de refinada vena poética, tan deliciosa y tan suya. Serenas y atrayentes gamas donde el  blanco es el "leit motiv” musical que ha compuesto José Caballero con tanto saber y acierto.

 

Simplificando su pintura hacia un color de la más alta sonoridad plástica para deleite de los ojos y recreo del espíritu.

 

 

Cuadernos de Arte del Ateneo, Madrid, 1958.

 

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