[…] Su pintura, sus grabados y sus dibujos, nos hacen sentir el latido de la vida de su patria, la marea de la tragedia y la esperanza, los sueños y el ímpetu de España. Dibuja la luz de su tierra natal, las blancas casas de Andalucía y el color blanco de la pasión apaciguada, la pena negra donde siempre arde un rayo de esperanza. Seguro que en aquel momento, cara a cara con el lienzo, esperando que “empiece a hablar”, José Caballero recuerda los versos magnéticos de Federico: “¡Oh blanco muro de España! / ¡Oh negro toro de pena!” y se cierra el circulo. No es ninguna casualidad el que en la mayor parte de sus cuadros abstractos, Caballero llegue a al símbolo del circulo, no. Es el circulo de la vida y de la muerte, del principio y del fin, y del deslumbramiento del blanco y del negro que todo lo reduce a cenizas.
En el libro ”Poesía y color”, Sofia, 1987, pp. 132-145.